sábado, 28 de marzo de 2015

Mi mente es la llave.
Eso dice una canción de esas que son muy potentes, y que cuando la escuchas sin apenas cerrar los ojos bailan millones de imágenes y historias que van y vienen, como destellos en una tormenta.
Hay canciones, momentos, paseos, lugares, películas que nos evaden de una sensación tan dulce y emocionante que sin quererlo eres el protagonista de algo, de algo maravilloso.
No digo que en la vida diaria no seamos los protagonistas, cada uno es protagonista de su historia aunque a veces nos gustaría ser otra persona o simplemente no serlo.
El día a día es complicado, a veces resulta aburrido o lleno de hastío, es fácil desinflarse esperando cosas que quizá nunca lleguen, está tan alejada de esas historias que con su linealidad lo bueno y lo malo es emocionante y siempre estas deseando saber más de lo que va a suceder. Sin embargo no puede estar más alejado de nuestra perceptiva de afrontar dificultades, muchas veces me gustaría apagar mis problemas, ni quiero saber que va a pasar, ni quiero pensar en ello, ni quiero saber nada más de ese asunto, sólo tengo ganas de dormir y punto.
Pero entonces me paro a pensar por un segundo, cuando veo o leo esas historias de protagonistas en las que tengo mi absoluta fé en ellos, en que superarán sus problemas y que todo saldrá bien. Porque ellos pueden. Porque son los héroes de la historia. ¿Acaso no puedo pensar lo mismo respecto a mi?



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